viernes, 3 de septiembre de 2010

14: Presentación Inesperada a Mitad de Calle Sobre la Vereda Próxima a un Puente

- Te vas sin saludar siquiera? - me dijo la voz que me llamaba-.

Cuando iba en segundo medio, comencé un noviazgo con una chica llamada Antonia. Como típica historia, todo fue bien en un principio, luego de unos cuantos meses comenzaron los problemas. Aún así yo no la dejaba de lado, la amaba, y hasta el día de hoy me duele que haya terminado conmigo. El último mes estuvo insoportable. No me contaba lo que le pasaba, se quejaba de todo, y comía mucho. Siempre andaba pidiéndome algo de comer, ya fueran chocolates, mi colación, u otras cosas, y si no se las daba, se enfurecía. Todo lo que me dijo José de "piensa positivo" se me vino abajo.

- Ya po'! No me vas a saludar?
- Este... hola...
- Tanto tiempo que ha pasado - me dijo-.
- Pues...

Después de salir del espasmo que me dio, me di cuenta que llevaba un bebé en brazos. Debiera tener quizás 1 año. También vi que José y su novia seguían allí cerca.

- Y esta guagua? De quién es?
- Acaso no lo sabías? Nadie te contó?
- No... qué cosa?
- Gustavito, mi precioso niño, es el motivo por el cual te pateé - me dijo-.
- QUÉ?! - grité alterado-.
- Será mejor que los dejemos solos, amor - le dijo José a Karina-. Nos vemos, socio. Llámame.

Lo primero que pensé fue "no te vayas!", pero después pensé que fue mejor.

- No te entiendo - le dije-.
- A ver... te lo explico con manzanitas? El juego del papá y la mamá? Okay, pasa que el papá y la mamá, estaban muuuy enamorados, y tan así que hicieron las cosas de grande, y la mamá salió premiada con el domingo 7 y nació después este lindo bebé.
- ...

Resulta que ahora tenía un hijo... Dios! Por qué tuve que dejarme llevar esa noche! Si no me hubiera pasado en los tragos, esto no habría pasado.

- Qué? No me vas a decir nada?
- Por qué...
- Por qué... qué?
- Por qué apareces ahora y me dices que este niño es mío?
- No lo dije, pero felicidades! Lo has deducido. Vengo solo para... decirte que no te preocupes de los gastos. Mi familia sudó y sigue haciéndolo por mantener a mi bebé. Yo también tuve que buscar un empleo. No tuve la suerte tuya de poder terminar la media, sabes? Mientras tú despreocupadamente ibas a estudiar y pasarla bien con tus amigos en el colegio, yo usaba mis manos, para qué? Para darle algo que meterse en la boca a Gustavito.

- Y POR QUÉ CH**** VIENES AHORA A DECIRME QUE TIENES UN HIJO MÍO CARAJO?!

La guagua se puso a llorar con mi grito. De un momento a otro me enfurecí. Si mi ex me hubiese dicho en su momento que estaba embarazada, de seguro la hubiera podido ayudar.

- Ya... ya... shh shh... - le decía Antonia al bebé-. Bueno, tengo que irme - sacó un lápiz de su bolsillo y un pedazo de papel-. Cualquier cosa, llámame a este número - me dijo con sonrisa burlona-.
- ...

Me quedé parado ahí en el puente, mirando las aguas sucias del río correr en la dirección en que siempre lo hacían. Comencé a sentir lágrimas correr por mi cara, lágrimas de una desesperación que apareció instantáneamente cuando vi a Antonia. Volvió a aparecer para hacerme la vida imposible...

- Disculpa? Estás bien? - escuché la voz de un hombre, un tanto femenino-.
- Quién...? - me di vuelta, y vi que era el primo de Pamela, Martín-. Oh... quién eres? - le pregunté, haciéndome el que no sabía-.
- Mi nombre es Martín, estás bien?
- Pues... no.
- Oh... qué pena. Sin querer oí toda la conversación que tuviste con esa chica, o bueno, el griterío. Lamento lo que estás pasando...
- Yo también lo lamento - le dije-.
- Quieres ir a tomar algo? Puede servirte de relajo.
- Está bien - lo miré con cara de extrañado-.
- Tranquilo, soy gay, pero no acosador. Ya tengo pareja.
- Ah... - Martín se tomaba su condición normalmente y, según lo que veo, no le daba vergüenza decirle a un desconocido que es así-.
- No te sorprende lo que te dije? - me preguntó-.
- Pues... no.
- Jajaja, qué bien. Bueno, en marcha.

O se comportaba como macho para no dejarme en vergüenza, o le gustaba jugar con esos cambios, pero al verlo ni pinta de marica tenía. Compró un par de helados, y fuimos a una plaza.

- Bien... ahora cuéntame algo de ti, y yo luego te hablaré de mí - me dijo-.
- Este...

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