martes, 31 de agosto de 2010

13: Kilos Llegan, un Peso Vuelve

Ha pasado un mes desde lo que ocurrió en el restaurante con ese ex-novio. En ese mes Pamela ha estado algo deprimida, pero siempre intenta darme una sonrisa para tranquilizarme. Yo sabía que algo le pasaba, pero ella no quería decirme nada. He visto que su vientre ha aumentado un poco.

- Es que últimamente he comido mucho - me decía ella-.

Me preocupa que esté tan triste. Ella debiera confiar en mí, se supone que soy su novio, pero bueno, prefiero no presionarla. No me gustaría agregarle un problema más a los que ya tiene. Hoy me pasé casi todo el día con José. Necesitaba despejarme y él sabía como hacerme perder el tiempo sin pensar en Pamela. Ella salió con sus padres de visita a donde su primo gay Martín, parece que la mamá de éste estaba algo enferma. José me presentó a su novia, se llama Karina, le llega al hombro a mi amigo, es castaña, de ojos verdes y usa gafas. Es bonita, me habría fijado en ella si no tuviera novia, pero pues... hay que ser fiel. José nos invitó a comer a un restaurante en Estación Central. La comida fue bastante buena, un plato de espagueti con salsa de tomate, y una lámina de queso derretido sobre estos. De postre, un helado de copa de sabor a elección. José pidió uno para él y su novia, y luego de eso, la cuenta. Admiraba tener un amigo con dinero, no por interés, si no porque el mismo se dio la oportunidad de abrir su mundo, y no ser tan pedante. Lo que no me agradaba era estar "tocando el violín" entre José y su novia.

Terminamos de comer, y fuimos a un parque. Allí vimos a unos niños jugar en la pileta, como todo verano, en traje de baño saltando al ritmo de los chorros de agua, gozando de una tarde como cualquier niño sin preocupación alguna. Mi amigo no soltaba nunca la mano de Karina, y como un guía turístico, le mostraba a su novia los lugares, como si ella no conociera donde vive. Igual, ella estaba fascinada. Entre ellos sí que había un amor lindo. Ojalá yo pudiera estar así con Pamela. Ni siquiera sé por qué me siento tan triste...

Ya era hora de volver a casa. Le agradecí la invitación a José, y también el que me hiciera pensar en cosas distintas.

- Relájate amigo. Piensa cosas positivas, mira que las cosas ya se arreglarán, y podrás ser feliz con tu chica... como yo lo soy con mi princesa - dijo, besando la mejilla de Karina-.
- Ay amoor... - decía ella-.
- Bueno, chicos, los tengo que dejar... tengo cosas que hacer - mentí-.
- Okay, cuídate. Nos estamos viendo! - me dijo José-.

Me di media vuelta para caminar al paradero de la micro, cuando a lo lejos escucho un grito que me llama. Me doy vuelta y veo a José, el cual me dice:

- Chuu... qué querrá esta ahora?

martes, 10 de agosto de 2010

12: Ex

- Tanto tiempo, querida? - decía él-.
- Sal de aquí - le respondió ella-.
- Así que no me echabas de menos?
- HA DICHO QUE TE LARGUES DE AQUÍ! - le grité-.
- Y tú quién eres para darme órdenes, sabandija? - me miró enojado-.
- Deja a mi novia en paz! - le dije-.
- Ajajáaa... así que este chico es tu nuevo noviecito? - le preguntó a Pamela-. Veo que no te ha costado nada conseguirte uno nuevo.
- Vete de una vez... - dijo ella en voz baja-.
- Cómo te atreves a decir algo así?! - el tipo me sacaba de casillas, no sé cómo aún no lo golpeaba-. Fuera! Ya basta, deja a Pamela tranquila.
- Ay sí, el héroe viene en rescate de la princesita. Está bien, está bien... me iré. Ha sido un placer volver a verte, Pamela - dijo con una sonrisa burlesca-.
- Fuera...

La gente que estaba en el restaurante en ese momento miraba la escena impactada, pero volvieron nerviosamente a lo que estaban. Evité caer en la furia extrema, y lo conseguí. Ese ha sido un problema mío desde pequeño, me cuesta controlar mi enojo.

- Estás bien? - le pregunté a Pamela-.
- Ahora sí.
- Quién era ese tipo?
- El es Bastian.
- Yaa... y Bastian qué pinta aquí?
- Pasa que Bastian es mi ex-novio, y entró aquí de casualidad, y me vio...
- Él es tu... ex? Oh...
- Lo siento... el entró y luego...
- No, no te preocupes. Ya pasó. Esperemos que, por su bien, no vuelva - le dije-.
- No me gustaría que te pelearas con él...
- Por qué? Te estaba molestando, me está dando razones para pegarle.
- Solo... no lo hagas. Olvidemos este episodio, sí?

Pamela me estaba ocultando algo. Podía presentirlo, pero no sabía qué... Decidimos volver a ocuparnos en el trabajo, hasta que terminó el día. Cuando salimos, la fui a dejar a casa, ella aún tenía cara de bajoneada, y cuando nos despedimos, entró bastante triste a su casa.

Qué le habrá hecho o dicho ese tipo que tenía ahora a mi novia así...?

miércoles, 4 de agosto de 2010

11: Cliente

Al día siguiente ya estaba trabajando en el restaurante. Justo en mi primer día había bastante público. A pesar de todo no fue tan difícil arreglármelas para atender la sección que me tocaba. Lo complicado era aprender a escribir y pronunciar comidas que nunca había conocido. Había clientes bastante exigentes con lo que pedían, y otros que solo se conformaban con un típico café.

Pamela me ayudaba cuando la gente se ponía impaciente, llevando los pedidos a las respectivas mesas. Era definitivamente un día ajetreado. Luego de que las cosas se hubiesen calmado un poco, comencé a limpiar las mesas y el rincón del bar. Ese bar se veía bastante agradable. Tenía una gran variedad de bebidas y licores, y el estilo retro de su ambientación, que desencajaba con el resto del local, le hacía más llamativo.

Ya cerca de las 2 de la tarde, el jefe salió de su despacho, a revisar si todo iba bien. Nos miro, al cajero, a Pamela y a mí, y solo asintió con la cabeza, luego volvió a entrar.

- Dice que quiere que le lleven su almuerzo - me dijo Pamela-.
- En serio? - pregunté sorprendido-.
- Sí, mira, ahí en el mesón está la receta de lo que quiere para hoy.
- No sé cocinar...
- Están todas las indicaciones ahí, amor, no te preocupes.
- Pero...
- Yo sé que podrás - me dijo y me sonrió-.
- Pues... okay...

Fui al mesón, leí la receta. El dueño quería comer lasaña. Lasaña! Cómo se supone que voy a poder hacer un plato así! Ni siquiera huevos fritos se hacer. Traté de seguir los pasos al pie de la letra, no pasarme en sal, ni en otros ingredientes. Cuando estuvo por fin listo el plato, casi lloro de lo bien que olía, lo que me hizo dar cuenta que cocinar era lo mío... jeje, okay, no. Pero le hago el empeño. Preparé la bandeja con todo lo que necesitaría mi jefe para comer, ir me dirigí a su despacho. Lo llamé, y me abrió la puerta.

- Pasa, pasa - me dijo-.

El despacho era enorme, con un gran ventanal en la parte posterior. Le dejé la bandeja en una mesa de centro que allí había, y cuando me disponía a salir, me invitó a tomar asiento.

- Quisiera saber algo más de ti, chico - me dijo el jefe-. Cómo te llamas?
- Este... - me puse nervioso-. Mi nombre es...

Sonó su celular, contestó y trató de hacer la conversación lo más corta posible. Cuando cortó, tomó la bandeja.

- Y dime... qué edad tienes? Vives muy lejos de aquí?
- tengo 18, y vivo a una media hora solamente desde aquí. Digamos que, puedo venirme relajado.
- Ya veo... ya veo... saliste recién de cuarto medio?
- Sí. La semana pasada lo terminé.
- Interesante... la mayoría de los chicos solo está interesado en descansar.
- Pues... ya ve, soy una de las excepciones - le dije-.
- Me agrada tu actitud chico.
- Mi actitud? Pero si no he demostrado nada! - pensé-. Este... gracias!
- No hay de qué. Esta comida, quién la ha hecho?
- Yo señor.
- De veras? Está fabulosa.
- Usted cree?
- Pues claro, la lengua de un experto nunca debe hacerte dudar.
- Oh, sí, ya lo creo - le sonreí, creo que estúpidamente-. 
- Mira chico, me enteré que golpeaste a un hombre fuera del restaurante antes de entrar a trabajar.
- Qu-qué?! C-cómo?
- Da igual. No hay ningún problema, pues no eras mi empleado hasta ese momento, pero si vuelve a ocurrir algo como eso, las consecuencias serán graves, chico.
- S-sí... lo siento, pero no podía permitirme dejar la situación así.
- Te entiendo, los jóvenes son impulsivos y no piensan bien lo que hacen hasta que ya lo hicieron.
- No volverá a ocurrir.
- Eso espero, y espero que me atiendas bien al resto de la clientela.
- Sí, no se preocupe.
- Okay, eso sería todo, puedes retirarte.
- Está bien.

El tipo, para tener cara de Vito Corleone, tenía una personalidad muy carismática y no era desagradable. Pero todo lo que hablamos se me olvidó al salir... porque vi a un cliente acosando a Pamela...

martes, 3 de agosto de 2010

10: "Vladimir's Food"

Me vestí con lo primero que encontré. Me veía, a mi parecer, presentable. No sabía donde ir a buscar empleo, y no tenía ningún papel. Así que lo primero que se me ocurrió fue ir al restaurante de mi novia. Si lograba conseguir empleo ahí, podría compartir más tiempo con ella. De solo imaginarlo me ponía nervioso!

Salí de casa, y me fui caminando lentamente, aunque el ritmo de la canción que escuchaba era bastante rápido.

- "Parápaparápapára parapápaparápapá" - iba tarareando-.
- Estúpido! Mira antes de cruzar! - escuchaba a lo lejos, detrás del sonido de mis audífonos-.

Debo haber tardado como una hora en llegar. Cuando entré, un cliente estaba tratando mal a Pamela.

- Cómo se le ocurre?! Pedí té negro, no un té de manzanilla!
- Perdone señor... no volverá a suceder - decía ella con miedo-.
- Claro que no sucederá! Nunca más vendré a este restaurante! Ni pienses que pagaré, adiós!

El tipo salió, y yo lo seguí un par de metros, le agarré el hombro, y el se dio vuelta. Me miró con cara como si quisiera robarle. De inmediato le planté un puñetazo en la cara, el cual lo dejó medio sangrando.

- Con mi novia no te metes nunca más - le dije-.

La gente que transitaba por ahí me miró asustada, menos mal que no había ningún guardia o policía por ahí, así que me salvé.

Volví al restaurante, y al entrar, encontré a Pamela llorando sobre el mesón donde está la caja. Me acerqué lentamente, y la abracé por detrás. Cuando se dio cuenta que era yo, me apretó fuertemente y me agradeció estar ahí.

El cajero, que al fin se había avispado, le trajo un vaso con agua a Pamela, y luego de un rato se calmó.

- Qué te trae por aquí? - me preguntó tímidamente-.
- Vengo a... vengo a buscar empleo.
- Oh! Trabajar juntos, qué lindo sería eso! Espera, que llamo al jefe.

De un momento a otro se marchó corriendo en busca del jefe, y me dejó solo junto al bobo cajero. Cuando volvió con el jefe, me asusté de ver a tremendo hombre - era alto- en un edificio de pisos tan pequeños.

- Jefe - le decía ella-, él es...
- Contratado! - me dijo-.
- Qu-qué? Tan... rápido?!
- Estamos cortos de personal, no nos vendría mal una mano. Mañana quiero tus papeles en mi escritorio a las ocho de la mañana - y diciendo esto se volvió a su oficina-.
- Felicidades! - dijo mi novia-. Ahora estaremos juntitos - me sonrió, olvidándose de lo mal que lo había pasado minutos antes-.


lunes, 2 de agosto de 2010

9: Celular

Me fui a mi cuarto, y prendí el computador. Me conecté a messenger y vi a Pamela. Me puse como desconectado para que nadie más me hablara, y comencé a charlar con mi chica. Le hablé de la visita que tuve de José y lo raro que se comportaron él y la Graciela. Me dijo que quizás una historia turbia había detrás de todo eso. En un momento cambié mi nick a "Pyol", y ella no tardó en preguntarme que qué o quién era "Pyol", y cuando le dije que era el nombre que había escogido para mi guitarra, se alegró mucho. Le fascinó. Seguimos hablando, pero en ningún momento tocó el tema de Flo. Entendí que era algo suficientemente personal como para dejarlo a una conversación en persona. Seguimos conociéndonos, viendo qué gustos teníamos en común, música, entretenciones, comidas... se me hizo eterna aquella conversación, pero fue maravilloso gastar mi tiempo en ella. Cuando ya era cerca de medianoche, le ordenaron irse a dormir. Me dejó anotado su número de celular... el cual tardé menos de 10 segundos en tener anotado en mi lista de contactos. Decidí marcharme también, y ya acostado, le mandé un mensaje a Pamela:

"Hace tan poco q te conozco y ya t amu muxho mi bella princesa, espero mañana podamos vernos y estar juntos un rato, un beso y un abrazo, sueña lindo..."

Al rato me llegó un mensaje diciendo: "Estaba esperando que me mandaras uno". Después de eso estuvimos hasta como las tres de la mañana hablando por mensajes. Bendito sea el que los dejó baratos! A pesar del sueño, pude conocer cada segundo un poco mejor a mi novia, a mi princesa de ojos verdes...

Al otro día, temprano, mi madre llegó con una bandeja a mi pieza, me traía el desayuno. Me acomodé y miré a mi madre con la típica cara de bobo de alguien que recién despierta.

- Buenos días hijo - me dijo en tono infantil-.
- Hola, mamá. Bwaaaaah... qué hora es?
- Son las siete y media de la mañana.
- QUÉ?! Por qué tan temprano?!
- Pues... anoche mientras dormías, murmurabas algo de conseguir empleo, que querías estar más cerca de ella...
- De-de veras?
- Sí, así que desayuna, vístete y sal a buscar empleo - me ordenó-.
- Pero mamá! Era solo un sueño!
- No te haría mal trabajar un poco...
- Pero es verano!
- La vecina nueva no reclama nada por tener que trabajar...

Ahí me mató. Decidí comer en silencio, vestirme y partir a quién sabe dónde a buscar quién sabe qué empleo...

domingo, 1 de agosto de 2010

8: Graciela

Cuando llegué a casa, mi madre estaba con la Graciela, frente al televisor tejiendo un chaleco cada una. Veían la segunda teleserie de la maratón diaria que se hacían. Que el José Alfredo esto, que la Maria Gabriela lo otro, bla,bla... las típicas teleseries cebolleras con harto personaje inútil. Me fui a mi pieza, guardé a "Pyol", y me tiré a la cama un rato... comencé a pensar vagancias...

La señora Graciela es viuda. Mi madre me contó que el marido de ella murió hace como diez años, en un tiroteo. Estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada. La bala le impactó directamente en la sien, matándolo de inmediato. Graciela estuvo de duelo un año y medio, y completamente sola. No tenía hijos, su familia estaba lejos... hasta que conoció a mi madre. Se conocieron en la feria, y se hicieron amigas. No sé por qué me acordé de esta historia, pero quizás en algún momento sea más relevante. Mi celular comenzó a vibrar. Me estaba llamando José.

- Aló? - dije-.
- Hola, compadre, estoy afuera de tu casa, puedo pasar? - me dijo-.
- Cómo? Emm... sí, sí, espera, ya voy.

Abrí la puerta principal, invité a José a pasar, y ocurrió algo que no me lo esperaba. José me saludó, saludó a mi madre, y le dio una mirada de muerte a Graciela, la cual ella le devolvió. Lo hice pasar a mi pieza, y me volví a tirar en mi cama.

- Oye, qué onda con la señora? - le pregunté-.
- Nada... nada, olvídalo.
- Hmm... bueeeno.
- Ok, entonces, a lo que venía. No te parece raro que haya cruzado una comuna entera solo para venir a tu casa y darte una espectacular noticia? - me preguntó algo emocionado-.
- Emm... sí, demasiado. Por lo general siempre rehusas venir a mi casa.
- Pues mira lo que tengo aquí! - me mostró un par de volantes-. Es genialísimo!

Eran unos volantes para un recital. Un recital que obviamente emocionaría a mi amigo José, pero que no iba con mis gustos. A veces me pregunto cómo podíamos ser mejores amigos si éramos tan diferentes.

- O sea! Es Lady GaGa, ya? No me la puedo perder!

A veces a mi amigo se le salían las frases un tanto gays, pero al menos podía estar seguro que no lo era. Tiene novia, aunque solamente la he visto un par de veces.

- Qué bien! - le dije con tono de desinterés-.
- Vamos, sé que no te gusta, pero quería compartir mi emoción contigo, amigo - me dijo y me sonrió-.
- Jeh, llevarás a tu novia?
- Claro! A ella también le gusta mucho. Iremos a primera fila.

Olvidé que los padres de José eran adinerados.

- Espero y la pasen bien - le dije-.
- Gracias! Oye, y cambiando de tema... tu novia? - me preguntó-.
- Llegué hace un par de minutos de su casa.
- Ooooo-oooh, y... pasó de todo?
- Cómo se te ocurre, viejo. No, ahí estuvimos tocando un rato, y conversando.
- Que se tocaron?! - me preguntó alterado-.
- No! Música, yo llevé mi guitarra, y ella tiene un violín.
- Oh... genial. Me gustaría escucharla alguna vez.
- Ahí veremos...
- Es linda?
- Es hermosa...
- Aaaww... siempre fuiste así...
- Así cómo?
- Un tierno enamoradizo al cual siempre tenía que bajar de las nubes para que actuara racionalmente! - se rió después de eso-.
- Ey! Ya para! - nos pusimos a reír, me gustaba compartir momentos así con mi amigo-.

Estuvimos charlando banalidades como dos horas. Las señoras se reían en el living de la comedia que estaban dando. Le hablé a mi amigo de lo maravillosa que encontraba a Pamela, de las cosas que sentía, y él también me hablaba de cosas que había hecho con su novia y cosas que haría. Cuando ya pasó bastante rato, decidió marcharse, pero mi madre lo invitó a tomar once.

- No, tía, gracias. Tengo cosas que hacer - me fijé que miró de reojo a Graciela-.
- Deja que se vaya no más este chiquillo! - dijo la implicada-.
- Hmm... - murmuró-. Nos vemos, cuidate amigazo, nos vemos tía!

Y se marchó. Qué mosca le habrá picado a la señora Graciela que miraba a mi amigo así?