Ha pasado un mes desde lo que ocurrió en el restaurante con ese ex-novio. En ese mes Pamela ha estado algo deprimida, pero siempre intenta darme una sonrisa para tranquilizarme. Yo sabía que algo le pasaba, pero ella no quería decirme nada. He visto que su vientre ha aumentado un poco.
- Es que últimamente he comido mucho - me decía ella-.
Me preocupa que esté tan triste. Ella debiera confiar en mí, se supone que soy su novio, pero bueno, prefiero no presionarla. No me gustaría agregarle un problema más a los que ya tiene. Hoy me pasé casi todo el día con José. Necesitaba despejarme y él sabía como hacerme perder el tiempo sin pensar en Pamela. Ella salió con sus padres de visita a donde su primo gay Martín, parece que la mamá de éste estaba algo enferma. José me presentó a su novia, se llama Karina, le llega al hombro a mi amigo, es castaña, de ojos verdes y usa gafas. Es bonita, me habría fijado en ella si no tuviera novia, pero pues... hay que ser fiel. José nos invitó a comer a un restaurante en Estación Central. La comida fue bastante buena, un plato de espagueti con salsa de tomate, y una lámina de queso derretido sobre estos. De postre, un helado de copa de sabor a elección. José pidió uno para él y su novia, y luego de eso, la cuenta. Admiraba tener un amigo con dinero, no por interés, si no porque el mismo se dio la oportunidad de abrir su mundo, y no ser tan pedante. Lo que no me agradaba era estar "tocando el violín" entre José y su novia.
Terminamos de comer, y fuimos a un parque. Allí vimos a unos niños jugar en la pileta, como todo verano, en traje de baño saltando al ritmo de los chorros de agua, gozando de una tarde como cualquier niño sin preocupación alguna. Mi amigo no soltaba nunca la mano de Karina, y como un guía turístico, le mostraba a su novia los lugares, como si ella no conociera donde vive. Igual, ella estaba fascinada. Entre ellos sí que había un amor lindo. Ojalá yo pudiera estar así con Pamela. Ni siquiera sé por qué me siento tan triste...
Ya era hora de volver a casa. Le agradecí la invitación a José, y también el que me hiciera pensar en cosas distintas.
- Relájate amigo. Piensa cosas positivas, mira que las cosas ya se arreglarán, y podrás ser feliz con tu chica... como yo lo soy con mi princesa - dijo, besando la mejilla de Karina-.
- Ay amoor... - decía ella-.
- Bueno, chicos, los tengo que dejar... tengo cosas que hacer - mentí-.
- Okay, cuídate. Nos estamos viendo! - me dijo José-.
Me di media vuelta para caminar al paradero de la micro, cuando a lo lejos escucho un grito que me llama. Me doy vuelta y veo a José, el cual me dice:
- Chuu... qué querrá esta ahora?