Me vestí con lo primero que encontré. Me veía, a mi parecer, presentable. No sabía donde ir a buscar empleo, y no tenía ningún papel. Así que lo primero que se me ocurrió fue ir al restaurante de mi novia. Si lograba conseguir empleo ahí, podría compartir más tiempo con ella. De solo imaginarlo me ponía nervioso!
Salí de casa, y me fui caminando lentamente, aunque el ritmo de la canción que escuchaba era bastante rápido.
- "Parápaparápapára parapápaparápapá" - iba tarareando-.
- Estúpido! Mira antes de cruzar! - escuchaba a lo lejos, detrás del sonido de mis audífonos-.
Debo haber tardado como una hora en llegar. Cuando entré, un cliente estaba tratando mal a Pamela.
- Cómo se le ocurre?! Pedí té negro, no un té de manzanilla!
- Perdone señor... no volverá a suceder - decía ella con miedo-.
- Claro que no sucederá! Nunca más vendré a este restaurante! Ni pienses que pagaré, adiós!
El tipo salió, y yo lo seguí un par de metros, le agarré el hombro, y el se dio vuelta. Me miró con cara como si quisiera robarle. De inmediato le planté un puñetazo en la cara, el cual lo dejó medio sangrando.
- Con mi novia no te metes nunca más - le dije-.
La gente que transitaba por ahí me miró asustada, menos mal que no había ningún guardia o policía por ahí, así que me salvé.
Volví al restaurante, y al entrar, encontré a Pamela llorando sobre el mesón donde está la caja. Me acerqué lentamente, y la abracé por detrás. Cuando se dio cuenta que era yo, me apretó fuertemente y me agradeció estar ahí.
El cajero, que al fin se había avispado, le trajo un vaso con agua a Pamela, y luego de un rato se calmó.
- Qué te trae por aquí? - me preguntó tímidamente-.
- Vengo a... vengo a buscar empleo.
- Oh! Trabajar juntos, qué lindo sería eso! Espera, que llamo al jefe.
De un momento a otro se marchó corriendo en busca del jefe, y me dejó solo junto al bobo cajero. Cuando volvió con el jefe, me asusté de ver a tremendo hombre - era alto- en un edificio de pisos tan pequeños.
- Jefe - le decía ella-, él es...
- Contratado! - me dijo-.
- Qu-qué? Tan... rápido?!
- Estamos cortos de personal, no nos vendría mal una mano. Mañana quiero tus papeles en mi escritorio a las ocho de la mañana - y diciendo esto se volvió a su oficina-.
- Felicidades! - dijo mi novia-. Ahora estaremos juntitos - me sonrió, olvidándose de lo mal que lo había pasado minutos antes-.
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