domingo, 1 de agosto de 2010

8: Graciela

Cuando llegué a casa, mi madre estaba con la Graciela, frente al televisor tejiendo un chaleco cada una. Veían la segunda teleserie de la maratón diaria que se hacían. Que el José Alfredo esto, que la Maria Gabriela lo otro, bla,bla... las típicas teleseries cebolleras con harto personaje inútil. Me fui a mi pieza, guardé a "Pyol", y me tiré a la cama un rato... comencé a pensar vagancias...

La señora Graciela es viuda. Mi madre me contó que el marido de ella murió hace como diez años, en un tiroteo. Estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada. La bala le impactó directamente en la sien, matándolo de inmediato. Graciela estuvo de duelo un año y medio, y completamente sola. No tenía hijos, su familia estaba lejos... hasta que conoció a mi madre. Se conocieron en la feria, y se hicieron amigas. No sé por qué me acordé de esta historia, pero quizás en algún momento sea más relevante. Mi celular comenzó a vibrar. Me estaba llamando José.

- Aló? - dije-.
- Hola, compadre, estoy afuera de tu casa, puedo pasar? - me dijo-.
- Cómo? Emm... sí, sí, espera, ya voy.

Abrí la puerta principal, invité a José a pasar, y ocurrió algo que no me lo esperaba. José me saludó, saludó a mi madre, y le dio una mirada de muerte a Graciela, la cual ella le devolvió. Lo hice pasar a mi pieza, y me volví a tirar en mi cama.

- Oye, qué onda con la señora? - le pregunté-.
- Nada... nada, olvídalo.
- Hmm... bueeeno.
- Ok, entonces, a lo que venía. No te parece raro que haya cruzado una comuna entera solo para venir a tu casa y darte una espectacular noticia? - me preguntó algo emocionado-.
- Emm... sí, demasiado. Por lo general siempre rehusas venir a mi casa.
- Pues mira lo que tengo aquí! - me mostró un par de volantes-. Es genialísimo!

Eran unos volantes para un recital. Un recital que obviamente emocionaría a mi amigo José, pero que no iba con mis gustos. A veces me pregunto cómo podíamos ser mejores amigos si éramos tan diferentes.

- O sea! Es Lady GaGa, ya? No me la puedo perder!

A veces a mi amigo se le salían las frases un tanto gays, pero al menos podía estar seguro que no lo era. Tiene novia, aunque solamente la he visto un par de veces.

- Qué bien! - le dije con tono de desinterés-.
- Vamos, sé que no te gusta, pero quería compartir mi emoción contigo, amigo - me dijo y me sonrió-.
- Jeh, llevarás a tu novia?
- Claro! A ella también le gusta mucho. Iremos a primera fila.

Olvidé que los padres de José eran adinerados.

- Espero y la pasen bien - le dije-.
- Gracias! Oye, y cambiando de tema... tu novia? - me preguntó-.
- Llegué hace un par de minutos de su casa.
- Ooooo-oooh, y... pasó de todo?
- Cómo se te ocurre, viejo. No, ahí estuvimos tocando un rato, y conversando.
- Que se tocaron?! - me preguntó alterado-.
- No! Música, yo llevé mi guitarra, y ella tiene un violín.
- Oh... genial. Me gustaría escucharla alguna vez.
- Ahí veremos...
- Es linda?
- Es hermosa...
- Aaaww... siempre fuiste así...
- Así cómo?
- Un tierno enamoradizo al cual siempre tenía que bajar de las nubes para que actuara racionalmente! - se rió después de eso-.
- Ey! Ya para! - nos pusimos a reír, me gustaba compartir momentos así con mi amigo-.

Estuvimos charlando banalidades como dos horas. Las señoras se reían en el living de la comedia que estaban dando. Le hablé a mi amigo de lo maravillosa que encontraba a Pamela, de las cosas que sentía, y él también me hablaba de cosas que había hecho con su novia y cosas que haría. Cuando ya pasó bastante rato, decidió marcharse, pero mi madre lo invitó a tomar once.

- No, tía, gracias. Tengo cosas que hacer - me fijé que miró de reojo a Graciela-.
- Deja que se vaya no más este chiquillo! - dijo la implicada-.
- Hmm... - murmuró-. Nos vemos, cuidate amigazo, nos vemos tía!

Y se marchó. Qué mosca le habrá picado a la señora Graciela que miraba a mi amigo así?

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