viernes, 25 de junio de 2010

Segunda Parte: El Médico, Capítulo 8

Françoise Delacroix narraba de manera tétrica lo que había sucedido en aquella catedral de París, esa noche de lluvia.

"Luego de encontrar a la hermana postrada en su cama, con uno de los libros que yo había escrito, el temor se apoderó de mí. Satán estaba jugando conmigo, quería hacerme tambalear. Y lo estaba logrando, de la manera más silenciosa lo estaba logrando... La Madre Superiora se encargó, junto a otras monjas, de llevar el cadáver a la planta baja. Pero yo me quedé en la habitación, con el libro en la mano. Era mi primera obra: "La Vérite Est..."("Y la Verdad es..." N. de ChaLo). Ese fue el primero de una decena de libros que escribí acerca de la existencia humana. A pesar de ser un Sumo Pontífice, nunca fui demasiado creyente. Me arrepiento de eso. Siempre me he preguntado por qué existimos. Por qué vinimos a este planeta. Y lo más importante, cuál era nuestro objetivo en la Tierra. MÍ objetivo aquí. Claramente no era ser un Sumo Pontífice. A la única conclusión que he podido llegar, es que nosotros existimos en base a un concepto ideado por la gente del pueblo, nosotros existimos en base al Destino. Se podría decir que ya estaba predicho nuestro nacimiento, nuestras actividades, todo en un lugar remoto, al cual nadie podía ver, ni mucho menos aspirar a llegar. Hasta este momento es la única explicación lógica que tengo para explicar nuestra existencia. Con este libro que escribo ahora, pretendo explicarle al mundo lo que tanto le hace entrar en duda. Pero creo que estoy endemoniado... Todas mis obras afectan física o sicológicamente a alguien, y no sé por qué. Mi madre falleció al leer un poema que escribí. Mi hermana quedó ciega luego de leer una carta que le envié... y ahora la monja. Dime Dios: He cometido acaso algún horrible pecado que merezca tal castigo? Por qué he sido maldecido con esta cualidad? Respóndeme por favor oh Señor! Quiero morir en paz, y la única manera es sabiendo por qué soy así...".

Luego de leer todo eso, Ricardo se dio cuenta de que eran las páginas arrancadas del libro que él llevaba. El tono desconsolado de Françoise Delacroix dejó impactado al médico. El padre Armando iba mirando las reacciones en la cara de su visitante, y comprendía que tragarse una historia así era muy difícil.

"... Han pasado tres noches desde el fallecimiento de la monja. Me siento realmente culpable. Me ha despertado una pesadilla, en la que Satán venía a buscarme para llevarme con él al purgatorio. Oh Dios! Qué traumante experiencia! Sólo quiero un momento de paz..."

- Padre, me puede decir que significan los siguientes versos?
- Cuáles?
- "Que le Seigneur soit avec vous
Que la paix viennent bientôt,
Que la volonté de Dieu,
nous demandons,
La vérité vent à la lumière,
Est-ce le destin entre nos mains?
Que Dieu seul le sait.
Nous avons suivi, fidéle,
Afin d'avoir une option
l'espoir,
pour survivre ...
Au nom du Père,
le Fils et le Saint-Esprit
Amen".
- Eso, significaría algo como: "Que el Señor esté con ustedes,
Que la paz venga pronto,
Hágase la voluntad de Dios,
te pedimos,
La verdad sale a la luz
Está el destino en nuestras manos?
Eso solo Dios lo sabe,
Nosotros lo seguimos, fieles,
para poder tener una opción,
una esperanza,
de sobrevivir...
En el nombre del Padre,
del Hijo, y del Espíritu Santo,
Amén..."
- Ya veo...
- El Sumo Pontífice guardaba un tremendo miedo en su interior. Siga leyendo por favor.

"Llevo una semana teniendo la misma pesadilla. Satán me sigue, procurando capturarme para llevarme con él al purgatorio. Mi madre, mi hermana y la monja están junto a él y me gritan: 'Paga tus pecados! Debes morir!'. Me siento desconsolado, destruido por dentro. La Madre Superiora me pregunta que qué me pasa, yo tengo que mentirle, diciéndole que no es nada... Iba saliendo de la catedral, y de pronto veo un mago. Ellos siempre rondan por la iglesia, algunos para ser perdonados, otros para maldecir a las divinidades. En ésta época los avances de la alquimia son de cuidado. Estos hombres cada vez se hacen más oscuros... Uno de ellos se acercó a mí, y como sabiendo lo que me ocurría, me susurró al oído: "Usted tiene la capacidad de heredar a la humanidad la 'marca'". Pensé que era el mismísimo demonio quien me decía eso, así que caí de rodillas, y desconsolado, comencé a llorar amargamente. Oí los pasos marcharse a lo lejos, y yo sólo, ahí. Me sentía horrible. Culpable de algo que dudaba si había hecho o no..."

- El mago sabía lo de la marca? - preguntó Ricardo alterado-.
- Pues... aún en cuatro siglos, lo de la marca sigue siendo un dilema sin resolver...

Ricardo estaba muy intrigado con la historia del Sumo Pontífice, y no se marcharía de la catedral hasta haber leído todo.

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