- Verás, Tomás - comenzó Ricardo-, hay alguien que lleva un tiempo buscándote con urgencia.
- Cómo? - me sorprendió eso último-.
- Hay un sacerdote que ansía verte, necesita hablar contigo acerca del libro que ahora tiene el periodista.
- Qué tengo yo que ver con ese libro? - pregunté-.
- Pues... todo - dijo casi en broma-.
- No entiendo a qué te refieres.
- El libro lo comenzó a escribir un antiguo familiar tuyo de hace cuatro siglos atrás. Su nombre era Françoise Delacroix, y era Sumo Pontífice de una famosa catedral de París.
- Tuve un antepasado llamado así? Whoa...
- Sí. Verás, lo que me contó este otro sacerdote fue que las cosas que Françoise escribía, le afectaba a ciertas personas, de manera muy grave. Su madre murió después de leer una carta que éste le envió, su hermana quedó ciega, una monja murió leyendo otro libro escrito por él, y la Madre Superiora también falleció luego de leer un mensaje donde el cura le pedía que le llevara unos candelabros.
- Pero eso solo es una historia inventada - dije no muy convencido-.
- Pues, desearía que así fuera, pero no es una coincidencia que haya muerto el bibliotecario al abrir el libro, o que mi hermano haya quedado mudo, o que ahora el policía haya perecido.
- Es cierto! Tú sabes algo de eso? Con Lucía vimos el cuerpo entre los arbustos.
- Pues... murió frente a mis ojos.
Lo dijo tan fríamente que preferí cortar el silencio.
- Así que... este Sumo Pontífice fue quien escribió el libro. Sigue explicándome, por favor.
- Déjame a mí un poco - interrumpió Boris-. E-ese día hace cuatro años, cu-cuando abrí el libro, tuve estas imágenes tipo "visión", una tras otra, muy rápidas. Lo único que claro que se expresaba en ellas, fue que algo, o alguien me decía "Tú puedes ver la marca, tú eres uno de los elegidos, el estigma de Delacroix traerá el sufrimiento al mundo, crees en el destino?". Era algo muy confuso. Llevo cuatro años de investigar algo sobre eso, he estado cuatro años pegado a la computadora buscando algo relacionado, ya sea simbología religiosa, sectas antiguas, alguna ruina de algo, pero no he encontrado nada acerca del "Estigma de Delacroix".
- No sé que decir... - fue lo único que salió de mi boca-.
- Lo único que sé - prosiguió Boris-, es que la gente que tuvo el libro, puede ver la marca después, pero si lo abre cuando no debe hacerlo muere, aún cuando haya poseído el libro anteriormente. Y si no muere, le acontece alguna enfermedad. Lo otro que pude concluir es que ese libro relata el futuro. Nuestras vidas son un guión ya escrito, se supone que debemos cumplir lo que dice el libro, o sino una "maldad" puede ser desatada. Quizás se refiera a la "Maldición de Delacroix", yo mismo le puse ese nombre.
- Espera, espera, quieres decir que estoy maldito? - pregunté algo preocupado-.
- Por eso tienes que ir a hablar con el padre Armando - dijo Ricardo-. Él debe saber algo que solo a ti te lo puede decir.
- Y dónde le encuentro? - pregunté-.
- En la catedral San Francisco, justo al lado del Museo de Arte Colonial.
- Me pasaré por ahí cuando pueda...
Nuestra charla fue interrumpida por un llamado telefónico, al cual contestó Ricardo. La persona que estaba al otro lado del auricular era el periodista.
- Qué tipo más raro... me dijo "El fin se acerca". Alguno de ustedes sabe a lo que se refiere?
- Pues no en realidad - dije-.
- Acabo de recordar algo - anunció Lucía, que ya hace bastante estaba en silencio-. El día que fui citada a la comisaría, el policía me dijo que el periodista quería "algo" que no debíamos "darle"... no se referirá al...
- Libro? - la interrumpió Ricardo-. No lo creo, pues el mismo libro decía que debía entregárselo, así que no habría otra cosa.
- No lo creo - dijo Boris-. Creo que aún está buscando. Y no es un algo, es un alguien - y me apuntó-.
- Ay Dios! Por qué de un día a otro pasé a ser el centro de un tema que ni siquiera entiendo bien?
- Todos queremos saber eso, amor - me dijo Lucy con una voz de ternura, que me tranquilizó un poco-. Y todos ahora buscaremos la respuesta, sí?
- Solamente, amigo, procura que el periodista no te vaya a encontrar.
- Te aconsejo que vayas pronto a ver al sacerdote, Tomás. Cuando hablé con él, la preocupación se notaba a kilómetros. Creo que lo que tiene que decirte es de vital importancia.
- Joder... okay. Mañana iré a visitarlo.
Fue una charla de lo más anormal. De pronto, mi apellido era tan importante que dejaba una "marca", la cual era capaz de asesinar a alguien. Acaso estoy maldito? Ese cura tiene unas cuantas cosas que aclararme...
- Cómo? - me sorprendió eso último-.
- Hay un sacerdote que ansía verte, necesita hablar contigo acerca del libro que ahora tiene el periodista.
- Qué tengo yo que ver con ese libro? - pregunté-.
- Pues... todo - dijo casi en broma-.
- No entiendo a qué te refieres.
- El libro lo comenzó a escribir un antiguo familiar tuyo de hace cuatro siglos atrás. Su nombre era Françoise Delacroix, y era Sumo Pontífice de una famosa catedral de París.
- Tuve un antepasado llamado así? Whoa...
- Sí. Verás, lo que me contó este otro sacerdote fue que las cosas que Françoise escribía, le afectaba a ciertas personas, de manera muy grave. Su madre murió después de leer una carta que éste le envió, su hermana quedó ciega, una monja murió leyendo otro libro escrito por él, y la Madre Superiora también falleció luego de leer un mensaje donde el cura le pedía que le llevara unos candelabros.
- Pero eso solo es una historia inventada - dije no muy convencido-.
- Pues, desearía que así fuera, pero no es una coincidencia que haya muerto el bibliotecario al abrir el libro, o que mi hermano haya quedado mudo, o que ahora el policía haya perecido.
- Es cierto! Tú sabes algo de eso? Con Lucía vimos el cuerpo entre los arbustos.
- Pues... murió frente a mis ojos.
Lo dijo tan fríamente que preferí cortar el silencio.
- Así que... este Sumo Pontífice fue quien escribió el libro. Sigue explicándome, por favor.
- Déjame a mí un poco - interrumpió Boris-. E-ese día hace cuatro años, cu-cuando abrí el libro, tuve estas imágenes tipo "visión", una tras otra, muy rápidas. Lo único que claro que se expresaba en ellas, fue que algo, o alguien me decía "Tú puedes ver la marca, tú eres uno de los elegidos, el estigma de Delacroix traerá el sufrimiento al mundo, crees en el destino?". Era algo muy confuso. Llevo cuatro años de investigar algo sobre eso, he estado cuatro años pegado a la computadora buscando algo relacionado, ya sea simbología religiosa, sectas antiguas, alguna ruina de algo, pero no he encontrado nada acerca del "Estigma de Delacroix".
- No sé que decir... - fue lo único que salió de mi boca-.
- Lo único que sé - prosiguió Boris-, es que la gente que tuvo el libro, puede ver la marca después, pero si lo abre cuando no debe hacerlo muere, aún cuando haya poseído el libro anteriormente. Y si no muere, le acontece alguna enfermedad. Lo otro que pude concluir es que ese libro relata el futuro. Nuestras vidas son un guión ya escrito, se supone que debemos cumplir lo que dice el libro, o sino una "maldad" puede ser desatada. Quizás se refiera a la "Maldición de Delacroix", yo mismo le puse ese nombre.
- Espera, espera, quieres decir que estoy maldito? - pregunté algo preocupado-.
- Por eso tienes que ir a hablar con el padre Armando - dijo Ricardo-. Él debe saber algo que solo a ti te lo puede decir.
- Y dónde le encuentro? - pregunté-.
- En la catedral San Francisco, justo al lado del Museo de Arte Colonial.
- Me pasaré por ahí cuando pueda...
Nuestra charla fue interrumpida por un llamado telefónico, al cual contestó Ricardo. La persona que estaba al otro lado del auricular era el periodista.
- Qué tipo más raro... me dijo "El fin se acerca". Alguno de ustedes sabe a lo que se refiere?
- Pues no en realidad - dije-.
- Acabo de recordar algo - anunció Lucía, que ya hace bastante estaba en silencio-. El día que fui citada a la comisaría, el policía me dijo que el periodista quería "algo" que no debíamos "darle"... no se referirá al...
- Libro? - la interrumpió Ricardo-. No lo creo, pues el mismo libro decía que debía entregárselo, así que no habría otra cosa.
- No lo creo - dijo Boris-. Creo que aún está buscando. Y no es un algo, es un alguien - y me apuntó-.
- Ay Dios! Por qué de un día a otro pasé a ser el centro de un tema que ni siquiera entiendo bien?
- Todos queremos saber eso, amor - me dijo Lucy con una voz de ternura, que me tranquilizó un poco-. Y todos ahora buscaremos la respuesta, sí?
- Solamente, amigo, procura que el periodista no te vaya a encontrar.
- Te aconsejo que vayas pronto a ver al sacerdote, Tomás. Cuando hablé con él, la preocupación se notaba a kilómetros. Creo que lo que tiene que decirte es de vital importancia.
- Joder... okay. Mañana iré a visitarlo.
Fue una charla de lo más anormal. De pronto, mi apellido era tan importante que dejaba una "marca", la cual era capaz de asesinar a alguien. Acaso estoy maldito? Ese cura tiene unas cuantas cosas que aclararme...
andre xD!
ResponderEliminaraghhhhhh CHalo >_<......... sigues dejandome con la duda xD jajaja
que pasara D:?
y ese periodista que? D: lo poseyo el libro o q D:?
y q le pasara a tomas xD?
esperare <_<........
sale nos vemos!
shaooo!<3
Me encanto como esta transcurriendo la historia :D
ResponderEliminarPero cada vez que avances y hagas detalles, mas dificil sera el seguir desarrollandola, asi que ten en cuenta eso
se gano un jumbito :)